De Mac a Linux: ¿qué distribución escoger?

La pregunta nos la traslada un lector y aunque es muy simple, tiene más miga de la que parece a priori. Obviamente. Por eso la traigo aquí, a pesar de que también me mueven otras intenciones.

Este lector nos plantea su cuestión por correo porque tras lanzar la pregunta en los comentarios y no recibir respuesta, decidió intentarlo por ahí. A este respecto tengo que advertir que esto es una excepción: podemos responder alguna pregunta por correo, pero no damos soporte. Tenedlo en cuenta, por favor.

Dicho lo cual, su caso me pareció lo suficientemente interesante como para desarrollarlo aquí y no en una respuesta privada. Por el caso en sí, por los detalles que comparte y porque la inteligencia colectiva siempre funciona mejor que la individual y quizás alguien haya pasado por lo mismo y pueda responderle con más propiedad que yo.

Vamos ya con la pregunta y los detalles, aunque como he intercambiado un par de mensajes con él, lo voy a sintetizar para que sea resulte más sencillo.

La pregunta: qué distribución elegir.

El contexto: desarrollador web con 20 años de experiencia usando Mac, sistema al que está muy acostumbrado por características como «escritorios virtuales, clics, teclado, etc», así como por las aplicaciones de ofimática, si bien su herramienta principal es Visual Studio Code. También usa MAMP como entorno de pruebas. Lo que más echa de menos de macOS es el menú global. No le da miedo la consola, y de hecho ya la usaba en macOS.

La experiencia: su primera elección fue elementary OS, distribución que ha usado y que le gusta, pero no se termina de fiar del proyecto; también se ha fijado en Deepin, pero tampoco se termina de fiar; a GNOME lo encuentra muy restrictivo; y ahora está probando Budgie, con la que casi ha replicado su flujo de trabajo previo, aunque «algunas cosas no van fluidas».

Ahora, mi respuesta, que no va a ser corta… aunque podría serlo. tan corta como «sigue haciendo lo que estás haciendo, probando, porque así es como llegarás a tu destino«. Al fin y al cabo, ya sabemos todos que ese es el camino que recorremos la mayoría de usuarios de Linux: puedes empezar por algo que te parece tal o cual, que lo más probable es que conforme adquieras algo de experiencia des el salto en busca de nuevos horizontes hasta encontrar tu sitio.

Sin embargo, esa respuesta, siendo la obvia y más razonable, dejaría este artículo en blanco. Así que voy a contestar a todo, pero en orden inverso, que me resulta más directo. Con respecto a la experiencia que me transmite este usuario, que no tiene nada de novato, aunque apenas haya usado Linux, le diría que:

  • Que no tenga miedo de que elementary OS o Deepin desaparezcan: son distribuciones que llevan años en desarrollo y no van a esfumarse así como así… Pero yo no las recomendaría para un equipo en producción no porque sean malas, sino porque hay alternativas mejores. Que se parezcan a macOS puede tener su atractivo para el que viene de macOS, pero hasta ahí llegan sus ventajas (podría extenderme mucho más, pero esto se haría tedioso). Solo una cosa más: ni en la una, ni en la otra vas a tener menú global… lo cual importa poco, cabe añadir (y más adelante explicaré el porqué).
  • De las alternativas que menciona, señala a GNOME como la más restrictiva… y no es cierto: puede que por defecto no tengas las mismas opciones de personalización que Elementary OS o Deepin, pero con las extensiones les da varias vueltas.
  • Por el contrario, Budgie no se lo recomendaría a nadie. Entiendo 1que haya a quien le guste y le vaya bien, en cuyo caso adelante, que cada cual haga lo que quiera; pero en mi opinión es un escritorio que aporta entre poco a nada ya no como alternativa en sí, sino como proyecto derivado y apoyado en GNOME. Por no mencionar lo lento de su desarrollo. Perosnalmente, tendría mucho más miedo a que desapareciese Budgie, a que lo hiciese elementary OS o Deepin.

Entrando en el contexto, VSCode está disponible para Linux, como lo están alternativas a MAMP como XAMP o LAMP (estoy un poco desactualizado en estos temas, que dudo que Linux no esté cubierto en este sentido). Y en cuanto a las aplicaciones ofimáticas, no llega a decir si se refiere e iWork, pero en cualquier caso, en Linux tienes alternativas para aburrir y de calidad: LibreOffice y OnlyOffice, Google Docs y Microsoft Office… Hablemos del menú global, pues.

Entiendo el apego al menú global, porque yo mismo llegué a tenerlo en mi tiempo con Unity, único escritorio que lo ha implementado con excelencia por encima incluso de como funciona en macOS… Y sí, se puede seguir usando Unity porque el escritorio está de vuelta y con energías renovadas, pero, de nuevo en mi opinión (este es un artículo de opinión), ya no es lo que era. De manera que, aun cuando le recomendaría echarle un vistazo a Ubuntu Unity, más ahora que ya es parte oficial de Ubuntu, yo me iría por otro lado.

(Nota al margen: añado a continuación un par de vídeos de GNOME y KDE Plasma, personalizados por Linux Scoop al estilo de macOs, para darle un poco de color a la entrada y mostrar las capacidades de personalización de ambos escritorios, no porque recomiende hacerlo así. Soy de la opinión de que cuanto menos se toque lo que viene por defecto, mejor. Pero que no sea porque no se puede.)

Si el menú global fuese un elemento imprescindible, mi elección sería KDE Plasma. Sin pensarlo mucho, además. Es cierto que le tocaría perder tiempo retocando el escritorio para asemejarlo a lo que le gusta, al estilo de macOS, pero si no a nivel estético, a nivel de funcionalidad es el más personalizable que va encontrar en Linux y fuera de Linux. El proceso de adaptación tal vez le costase más, pero a la larga sería la mejor decisión.

En esencia, con KDE Plasma te puedes montar un estilo de escritorio similar al de macOS sin apenas salirte de las preferencias predeterminadas: dock, panel superior con el menú global, Spotlight (KRunner), Mission Control (Vista general), escritorios virtuales, atajos de teclado personalizables al extremo… Todo en su justa medida, claro; o sea, salvando las distancias, pues KDE Plasma no pretende imitar a macOS, pero por posibilidades de personalización, es el que más se le puede acercar (GNOME tampoco se iría mucho, ojo).

Para empezar elegiría una distribución de soporte extendido, con pocos cambios, como Kubuntu 22.04 LTS y una vez me hiciese con el escritorio ya vería (aunque me esperaría unos días porque Ubuntu 22.04.2 LTS está al caer). Por cierto: para hacerse con algo lo mejor es tocarlo y romperlo las veces que haga falta y si no quieres guarrear con la sesión que usas para trabajar y prefieres ir sobre seguro, te agregar un nuevo usuario para experimentar.

Por otro lado, la recomendación de KDE Plasma solo se la haría al usuario que -con la premisa de que busca algo similar a macOS- no le importe perder tiempo, aunque sea de vez en cuando, adentrándose en la configuración del entorno para, como he dicho, hacerse con él y adaptarlo en todo lo posible a sus gustos y necesidades. En caso contrario, de tratarse de un usuario que quiera complicarse lo mínimo indispensable, pero que no desee alejarse mucho del paradigma de macOS, mi recomendación sería…

Ubuntu. Repito: hablamos de no complicarse. En este sentido, Ubuntu 22.04 LTS se me antoja como una elección muy acertada, tanto por lo que aporta la propia distribución (y más siendo desarrollador: Ubuntu Pro cobra valor añadido en este caso) como el GNOME que viste. En serio: ponle Dash to Dock y alguna que otra extensión que te interese para recuperar funcionalidad, dale los retoques que consideres y tienes un escritorio a la Mac fantástico.

¿Por qué Ubuntu y no cualquier otra distribución con GNOME? Bueno, digo Ubuntu para empezar y por lo mismo que he señalado a Kubuntu: es una versión LTS de largo recorrido, enfocada en la estabilidad, etc. Lo único negativo es la gestión de software, pero lo resuelves en un periquete si te pones a ello. Y en cuanto al menú global… Se puede vivir sin él, te lo aseguro. Todo es acostumbrarse. Además, GNOME prescinde de él en la mayoría de aplicaciones por diseño y en otras como LibreOffice o VSCode tienes HUD que van mucho mejor que un menú al uso.

En resumen: KDE Plasma si prefieres una experiencia lo más personalizada posible,siempre que no te importe arremangarte para conseguirla; o GNOME, si prefieres algo similar por defecto, pero más limitado y a lo que tendrás que adaptarte tú en cierta medida. Y, para empezar, Kubuntu o Ubuntu, pero LTS.

Esta, por supuesto, es mi propuesta… mi recomendación… mi opinión. ¿Quién la mejora?

Fuente: www.muylinux.com

¿Un mundo sin código abierto?

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Cuando utilizamos el término “código abierto”, en general nos referimos a bienes inmateriales que están disponibles para todo el mundo en cualquier momento, sin restricciones significativas y de forma gratuita. Hoy en día el concepto de código abierto tiene un gran alcance: Wikipedia hace que el conocimiento esté disponible públicamente y de forma gratuita. Incluso hay disponibles planos en código abierto para fabricar hardware.

En su forma original, este término se aplicaba al software que se ponía a disposición de forma gratuita con su código fuente. Esto fue especialmente significativo después de que los proveedores comenzaran a capitalizar el código “cerrado”, siguiendo la apertura de los primeros días de la tecnología. Gracias al código abierto, todo el mundo puede examinar el software, usarlo y modificarlo a voluntad, crear algo nuevo y compartir el resultado.

Código abierto en el núcleo

A pesar de la amplia definición de código abierto, usamos principalmente el término para el desarrollo conjunto en proyectos de software. Esto no es sólo un entorno para estudiantes de informática, sino también para desarrolladores de software de todo el mundo, incluyendo empresas que normalmente son rivales naturales como AMD, ARM, Fujitsu, HPE, IBM, Intel, Microsoft, Oracle, Red Hat, SAP y SUSE, todos ellos están contribuyendo a varios proyectos de código abierto.

El código abierto abre un espacio para las ideas brillantes y la realización de proyectos conjuntos. El ejemplo más impresionante es probablemente la historia de Linux. Empezó en 1991 como una invención del estudiante finlandés Linus Torvalds, y hoy en día es la base de muchas de nuestras herramientas cotidianas: desde sistemas operativos para ordenadores y servidores (como SUSE o Debian) hasta teléfonos inteligentes (Android) y otros dispositivos móviles.

Muchas nubes públicas y privadas, como Amazon y Google, tienen una cosa en común: Linux está en su corazón tecnológico, con código abierto corriendo por sus venas. Linux está presente hasta en los requisitos más altos de rendimiento: el 99,6% de los superordenadores en todo el mundo y muchos clústeres HPC funcionan con este sistema gratuito. Hay una cosa muy clara: sin código abierto, nuestra vida cotidiana, la economía y la ciencia serían difícilmente reconocibles.

Monopolios monótonos

Pero, ¿cómo sería, un mundo sin código abierto? En primer lugar, sería más aburrido. Estaríamos encerrados en un mundo de monopolios de software gris: el mercado de los sistemas operativos para ordenadores probablemente sería propiedad exclusiva de Windows, que compartiría el mercado de servidores con algunos proveedores Unix tradicionales. Miles de millones de usuarios verían lo mismo en las pantallas de sus móviles: Symbian o, en el mejor de los casos, Windows Phone.

La base para Android es el kernel de Linux, mientras que iOS también está basado en código abierto. La base para el sistema operativo de Apple es Darwin, que se basa de nuevo en BSD, el núcleo de Mach y otros proyectos de código abierto. Y la historia de iOS también muestra que el software de código abierto es más que Linux – hay de hecho otro ecosistema abierto basado en BSD (Berkeley Software Distribution).

Los relojes corren más despacio

Imaginad si Dennis Ritchie no hubiera hecho posible que el lenguaje de programación “C” estuviera disponible en los años 70 o, si un poco más tarde en el tiempo, la distribución BSD no se hubiera desarrollado, o si Richard Stallman no hubiera fundado el proyecto GNU en 1983. En “el país del código cerrado” no habría transformación digital; la sociedad permanecería en la edad media digital y el progreso vendría muy lentamente. A pesar de que la gente quiera cooperar en “el país del código cerrado” resulta difícil: hay que encontrar un terreno común entre todos los sistemas propietarios en forma de estándares comunes. Esta convergencia es muy difícil, ya que cada empresa querría implementar tantos de sus propios estándares como fuera posible. Esto daría lugar a largas negociaciones y generaría compromisos poco sólidos. E incluso si, a pesar de todos los obstáculos, se pudiera llegar a un acuerdo sobre un estándar multilateral, podría quedar obsoleto antes de su lanzamiento o podría ser revisado tan pronto como una nueva empresa se uniese al acuerdo, y las negociaciones tendrían que comenzar de nuevo.

El código abierto crea una gran diferencia cuando los estándares comunes y neutrales están gobernando. Sin ellos, tendríamos que abandonar innovaciones fundamentales como la nube, una tecnología que es la base de muchos modelos de negocio modernos, desde AirBnB hasta Uber. MacOS, en caso de que existiese, sería diferente, ya que los desarrolladores de Apple también se basan en herramientas y componentes de código abierto. En general, el software en el país del código cerrado sería más tranquilo, encorsetado y, además, más caro.

En el espacio, en el cuerpo humano, ¡en todas partes!

El lema “Comparte tu conocimiento por el bien de todos” es anterior a la comunidad de código abierto; durante mucho tiempo esta idea ha sido una parte integral de la comunidad científica y no es de extrañar que el código abierto desempeñe un papel esencial en la ciencia. Ya hemos mencionado los supercomputadores y los clústeres de HPC, que aseguran que las masas de datos recopilados por los científicos puedan ser analizados.

Sin software de código abierto, muchas galaxias permanecerían en la oscuridad. El software de código abierto también permite nuevos conocimientos sobre el cuerpo humano. La medicina utiliza cada vez más sistemas basados ​​en código abierto para tomografía computarizada o resonancias magnéticas, por ejemplo.

También estamos rodeados de código abierto en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, en el transporte. GENIVI Alliance cuenta con miembros como BMW o Intel, que promueven el desarrollo de sistemas de información y entretenimiento de código abierto para automóviles. Los clientes de Toyota se beneficiarán del entretenimiento para la era digital con Automotive Grade Linux. Y muchas aerolíneas ya utilizan esta tecnología.

Código abierto – un desarrollo natural

Cada vez está más claro que sin el código abierto perderíamos mucha variedad y, por supuesto, la velocidad de innovación de la que hoy disfrutamos. Un mundo sin código abierto no es una alternativa aceptable. Afortunadamente, no tenemos que preocuparnos por este escenario, es altamente improbable que el código abierto desaparezca. Incluso en este caso, seguramente “reinventaríamos” el concepto.

Las ventajas del trabajo compartido se han reconocido desde las primeras civilizaciones. ¿Por qué descuidaríamos estos principios en el mundo digital? Especialmente porque el grupo de posibles participantes en una comunidad puede llegar a ser enorme. Los requisitos para participar en un proyecto de código abierto son casi mínimos: la curiosidad, el interés, un sistema con acceso a Internet y los tutoriales gratuitos son la puerta de entrada a muchas comunidades internacionales. Su fuerza es la diversidad (ya que cada participante aporta su enfoque individual), el enfoque y el pensamiento no convencional.

Las empresas ahora pueden beneficiarse de este poder de innovación y elevar eficientemente su posición en el mercado gracias a Linux, mientras que aquellos que desaprovechan la oportunidad pronto se quedarán atrás. No es de extrañar que muchas empresas de renombre hayan encontrado su camino en el mundo del código abierto. No sólo se benefician del código abierto sino que contribuyen a él activamente.

Un importante pilar de la digitalización

El código abierto está totalmente inmerso en el mundo digital de hoy en día. Muchas empresas y desarrolladores están impulsando el movimiento y todos estamos viendo los beneficios, ya sea un desarrollador que se beneficie de las experiencias de las empresas, o un negocio utilizando las ideas creativas y la innovación procedentes de la comunidad.

Pero no olvidemos al consumidor en todo esto, que también se aprovecha del código abierto a través de una amplia variedad de tecnología y productos a diario, a menudo sin siquiera darse cuenta. La sociedad en su conjunto avanza con el progreso tecnológico y las nuevas formas de comunicación y colaboración. Un mundo sin código abierto es difícil de concebir. Y ciertamente no podíamos prescindir de él… aunque lo intentáramos.

Dr. Gerald Pfeifer

Dr. Gerald Pfeifer

Este artículo ha sido escrito por Gerald Pfeifer, vicepresidente de Productos y Programas Tecnológicos de SUSE.

Fuente: www.muylinux.com

¿Qué es lo que todavía no se puede hacer en Linux?

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Si preguntara qué cosas se pueden hacer en Windows o Mac que todavía no se puedan hacer en Linux, seguramente se liaría parda. Cada cual contaría su experiencia, obvio, y aparecerían en el debate excepcionalidades en muchos casos generalizadas. Que dicho así suena a contradicción aunque tiene su por qué. La cuestión es que plantear la pregunta en esos términos sería fidedigno por una parte, engañoso por la otra.

Esta historia viene a razón de un artículo publicado en ITWorld al que han titulado 7 cosas que los usuarios de Linux todavía no pueden hacer. Según su autor, un conocido redactor especializado en Linux, la lista que propone surge de un desafío de su editor. Y precisamente por eso la sensación tras leerlo es de inconsistencia. Que un usuario veterano del pingüino presente una lista de carencias como la que sigue es algo desconcertante. Veamos.

1. Usar Photoshop
2. Usar Adobe Premiere

Las dos primeras cosas son en realidad una: en Linux no se puede usar el principal software de Adobe. Si el trabajo lo exige, no hay más que hablar. Pero, ¿qué “cosa” es usar Photoshop o Premiere? ¿Editar imagen y vídeo? Porque éstas sin son actividades que se pueden realizar en Linux y a nivel profesional, a pesar de que, es cierto, hay aplicaciones clave es esta y otras áreas que están relegadas a los sistemas privativos o solo a Windows.

Es decir, una “cosa” que todavía no puedes hacer en Linux es usarsegún qué aplicaciones privativas, y si dependes de ellas, repito, no hay más que hablar. Se pueden dar ejemplos, pero es una cosa; lo contrario es la historia interminable en ambos sentidos.

3. Jugar a juegos serios

Se podría haber planteado la carencia como la anterior: hay juegos que no se pueden jugar en Linux. Pero juegos serios… Por favor. No hay comparación posible entre el catálogo de Windows y el de Linux, pero de ahí a llamar bromas a los títulos que soportan Linux hay un trecho y basta con pasarse por nuestra sección de juegos para comprobarlo. Otra “cosa” es que solo le des al Call of Duty.

4. Ver vídeo por streaming

Se refiere a servicios como Amazon Prime, HBO Now o Netflix, aunque este último ya es accesible a través de Google Chrome. Y no se me ocurre qué añadir, porque son servicios que no están disponibles en España, así que me la su… La daremos por válida.

5. Usar Google Drive

Falso. La “cosa” que no se puede hacer es usar el cliente oficial de Google Drive en Linux porque no existe. Pero Google Drive se puede usar de varias maneras y aunque de pago – pago único de 20 dólares por cuenta, y con programa de referidos, ojo-, Insync es la mejor forma de hacerlo, en Linux y en Windows. Y quién sabe

6. Usar iTunes
7. Usar Internet Explorer

Y terminamos con otras dos “cosas” de verdad, de las que no se puede olvidar uno de entrecomillas cuando las intercambia por un adjetivo calificativo con el que no todos estarán de acuerdo y lo lamento: “cosas“. Si dependes de ellas, pobre de ti.

No hay más. En efecto, si te va la vida tener a tu alcance alguna de las “cosas” mencionadas, no uses Linux.

Fuente: www.muylinux.com

Windows 10 no cambia nada

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Cuando un “fan de Linux” asimila Windows 10 como el último clavo en el ataúd del escritorio Linux, algo se me escapa. Porque entiendo que un Windows 10 de calidad y gratuito no va a ayudar a la expansión de GNU/Linux, pero ¿desde cuándo eso es lo único que importa?

En su artículo, Brian Fagioli culpa a la comunidad Linux por la oportunidad perdida en lo que ha sido la transición de Windows 8 y el rechazo que éste le supuso a muchos usuarios. Sin embargo, se le olvida que pasó lo mismo con Windows Vista. O sea que ya son dos las oportunidades perdidas (!).

Fagioli comenta también que la actualización a Windows 10 desde Windows 7 en adelante será gratuita el primer año… ¿y? Microsoft se adapta a los nuevos tiempos, en los que los sistemas operativos de consumo parecen relegados a monetizarse a base de servicios y contenidos; pero incluso en los viejos tiempos Windows ha sido el sistema “gratuito” por excelencia… y no hace falta añadir más, ¿verdad?

En cuanto a que incorpore mejoras varias, qué mínimo para una nueva versión. Microsoft está puliendo la experiencia de usuario en el escritorio, integrando el paradigma clásico con sus baldosines como debiera haber hecho en un principio, algo que por un lado es normal y por el otro ejemplifica que ni siquiera un gigante lo tiene fácil para innovar y que cuaje de primeras. ¿Se le pide lo mismo a las comunidades de software libre?

Las “aplicaciones universales” de Windows 10, por cierto, las tendrá Ubuntu, aunque por aquí las llamamos “convergentes” y, desafortunadamente, tardarán en llegar más de lo deseable. Los juegos… Sí, como plataforma de juegos, Windows 10 promete por su integración con Xbox y Steam, pero difícilmente se va a conformar Gabe Newell con las migajas.

Por el contrario, Valve sigue apostando por su SteamOS basado en Linux; las administraciones publicas van virando en dirección GNU/Linux y formatos abiertos; China y otras naciones van en busca de la independencia tecnológica vía Linux; Google le está metiendo caña a Chrome OS y los Chromebooks… Pequeños detalles queantes no estaban en la foto. Y lo que es más importante: la tecnología es una montaña rusa que no cesa de girar, no es sensato aventurar algo de manera definitiva.

Además, para muchos millones de usuarios GNU/Linux ya es una mejor solución que Windows, lo que significa que para muchos millones más lo podría ser también, solo que todavía no lo saben. Y no mencionamos eso tan abstracto que conocemos como software libre para que ningún tecnócrata lo confunda con un arrebato de ‘talibanux’, pero es un dato relevante más allá de la ideología.

Fuente: www.muylinux.com


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