Casos recientes de cracks que distribuyen malware

Repasamos algunos casos que se han conocido en el último tiempo de cracks de distinto tipo de software que han estado siendo utilizados para distribuir malware.

Ya hemos mencionado hace algunos años qué son los cracks y los riesgos que conllevan para la seguridad. A modo de repaso, se le llama crack informático a un parche que se aplica a un programa, alterando su estructura o las funcionalidades implementadas por sus desarrolladores, sin la necesaria autorización de estos. Usualmente, el objetivo de estas modificaciones es evadir un control o acción requerida por los desarrolladores para poder acceder a más funcionalidades o seguir utilizando este producto, como la necesidad de activar una licencia de pago.

Por su naturaleza, el crack es tan antiguo como los programas de pago: si bien la fecha de origen de este método es desconocido, las primeras protecciones implementadas para evitar el cracking de programas datan de la década de los 80, en dispositivos como la Commodore 64. Desde ese entonces, es posible encontrar cracks implementados de diferentes maneras para todo tipo de programas o aplicaciones: juegos, herramientas de diseño, software antivirus, entre muchas otras categorías de interés.

Vale la pena recordar que la distribución de programas crackeados, actividad que se conoce como piratería, es ilegal en casi todo el mundo ya que se violan los derechos de autor.

Existen distintas motivaciones detrás del cracking de una pieza de software particular, como son la económica y la ideológica. Sin embargo, permitir que un archivo desconocido adultere un programa o aplicación puede traer consecuencias no solo negativas, sino contraproducentes o peligrosas para nuestros dispositivos.

Históricamente, la descarga de programas o contenido adicional distribuidos por sitios con arquitectura P2P o streaming (por ejemplo, aquellos denominados Torrents) en un contexto de piratería fue y sigue siendo una de las principales vías de infección en campañas masivas en contraposición a las campañas dirigidas. Igualmente, esto no quiere decir que no pueda ocurrir.

Para tomar dimensión del alcance y el impacto de los cracks en la distribución de códigos maliciosos vale la pena recordar lo que ocurrió hace pocos meses atrás cuando un estudiante provocó un ataque del ransomware Ryuk a un instituto de investigación biomolecular en Europa por la instalación de un crack. El estudiante, que tenía acceso remoto a la red del instituto para trabajar, había descargado un crack de un software pago que resultó ser un troyano que, entre otras cosas, robaba contraseñas. Al parecer, los operadores detrás del troyano recolectaron las claves, las comercializaron en el mercado negro y terminaron en manos de cibercriminales que llevaron adelante el ataque de Ryuk.

A continuación, repasamos algunos casos de amenazas distribuidas a través de cracks en los últimos dos años (algunas de ellas activas) para ver con ejemplos reales el potencial daño que puede causar la instalación de cracks en nuestros equipos.

LoudMiner: un minero que sigue activo

A mediados de 2019 investigadores de ESET revelaban detalles de una campaña distribuida a través de cracks que incluían un software malicioso denominado LoudMiner. En este caso, los atacantes utilizan para distribuir el malware cracks de diversos plugins VST, que son programas para interpretar instrumentos musicales y efectos de audio de manera digital, como Kontakt, Massive, así como software para trabajar con audio, como Ableton Live, entre muchos otros más.

Distribuidos desde 2018 a través de al menos un sitio malicioso que alojaba más de 120 plugins, estos cracks de instrumentos VST y programas de audio no estaban alojados en el sitio original, sino en una totalidad de 29 servidores externos, presuntamente para evadir cualquier tipo de sospecha.

Este malware es un minero de criptomonedas, es decir, un código malicioso que utiliza los recursos físicos del equipo víctima para minar criptomonedas sin consentimiento del usuario infectado. Aquí es donde podemos ver que la elección de la “pantalla” que disfraza a la amenaza no es casual, ya qye el uso de VST generalmente demanda un nivel de procesamiento alto y, por lo tanto, el consumo de recursos del CPU es intenso y constante, similar a como puede ser el consumo de un minero de criptomonedas. Por esta razón, teniendo en cuenta que ambos escenarios consumen muchos recursos del procesador y esto provoca un rendimiento más lento del equipo, puede que la actividad del minero no llame especialmente la atención de la víctima. Algo similar ocurre con archivos de gran tamaño, los cuales son creados tanto por la amenaza como el programa real.

En este caso, el falso crack se descarga como una carpeta, conteniendo un programa de virtualización, un archivo de imagen del sistema operativo Linux y archivos adicionales que aseguran la persistencia de la amenaza. Una vez seguidas las instrucciones que el cibercriminal adjunta, se instala en el equipo tanto LoudMiner como el plugin real, y la amenaza genera persistencia modificando características propias del sistema operativo.

El minado comienza una vez finalizada la instalación, luego de que la amenaza ejecute la máquina virtual con Linux que viene adjunta en la carpeta descargada. Para ello, además, LoudMiner se comunica mediante varios scripts con su servidor de Comando & Control para cargar archivos de configuración o actualizarse de ser necesario.

Este malware contaba con al menos tres versiones para macOS y una para Windows, con funcionalidades similares en ambos sistemas.

Como vemos en el reciente hilo de Reddit que hace referencia a la descarga del popular VST Auto Tune, Loudminer sigue siendo distribuido en 2021 a través de cracks de software VST.

Ransomware Exorcist 2.0

Según reveló el investigador Nao_Sec vía Twitter, una amenaza de tipo ransomware llamada Exorcist 2.0 ha estado distribuyéndose durante 2020 detrás de un falso crack o activador gratuito de Windows 10 y Office 365. Al momento del hallazgo el crack se ofrecía en un sitio web que a su vez era anunciado en otros sitios de publicidad fraudulenta.

La descarga consiste en una imagen (ISO), un archivo .zip protegido con contraseña, y un archivo .txt que contiene el código de desbloqueo del archivo comprimido, que es donde supuestamente se aloja el crack. Esta protección es utilizada por los cibercriminales para evadir el bloqueo al momento de la descarga de cualquier solución de seguridad instalada en el dispositivo.

Siguiendo las instrucciones del atacante, la víctima ejecuta el supuesto instalador dentro de la carpeta protegida. Este desata a la amenaza, que realiza al pie de la letra los pasos de un ransomware clásico: cifra todo archivo que encuentre en el equipo infectado, le informa a la víctima del ataque y adjunta una nota donde se indican los pasos a seguir para realizar el pago.

Los cibercriminales proporcionan a la víctima un enlace a un sitio en la red TOR donde se le indica a la víctima el monto a pagar en Bitcoin y las instrucciones para realizarlo. Además, se ofrece la posibilidad de descifrar un archivo de prueba. Los pagos varían, según la cantidad de archivos infectados, entre los 250 y 10.000 dólares.

Crackonosh

Entre los casos que se conocieron en 2021 encontramos al denominado Crackonosh, un malware para minería de criptomonedas activo desde 2018 y que mina Monero. Este minero ha sido distribuido en grandes cantidades como supuestas copias de juegos crackeados en su versión gratuita: GTA V, NBA 2k19, The Sims, entre otros.

Esta descarga contiene un archivo ejecutable, responsable de ejecutar la amenaza y simular la instalación del juego. En este caso, el malware realiza modificaciones en los registros del sistema para asegurar persistencia, y obligar al equipo a iniciar en modo seguro en el próximo reinicio. Este paso no es casualidad: el modo seguro de Windows deshabilita, especialmente, cualquier solución antimalware o antivirus instalada en el dispositivo. Además de esto, busca y elimina cualquier programa o aplicación que tenga como desarrollador a compañías especializadas en productos de seguridad de la información. Finalmente, comienza el minado de Monero en el equipo utilizando XMRig, un conocido minero que es muy utilizado por los cibercriminales.

Crackonosh sigue en circulación en 2021, con una última versión conocida que data de finales del 2020. Se estima que lleva infectados a más de 200 mil usuarios a lo largo del mundo y que desde mediados de 2018 hasta ahora ha permitido a los operadores obtener cerca de 2 millones de dólares en monero.

Troyano sin nombre

En junio de este año investigadores descubrieron un troyano sin nombre que se distribuye a través cracks de software como Adobe Photoshop y videojuegos, que logró infectar a más de 3.2 millones de computadoras entre 2018 y 2020. El malware sin nombre logró robar más de 26 millones de credenciales de inicio de sesión y más de un millón de direcciones de correo únicas, entre otro tipo de información. El hallazgo fue producto de un error de los operadores detrás de este malware, que revelaron detalles sobre la ubicación de una base de datos que contenía 1.2 TB de información robada.

Este troyano personalizado tiene la capacidad de tomar fotografías del usuario si el dispositivo cuenta con una webcam.

Según NordVPN, que fueron los responsables del hallazgo, este tipo de troyano son adquiridos en foros y chats de la dark web por no más de 100 dólares.

Conclusión

Como podemos ver, los cracks realmente suponen un riesgo para la seguridad y, como hemos visto, siguen siendo utilizados por cibercriminales para distribuir malware. Por lo tanto, descargar e instalar cracks de videojuegos u otro tipo de software conlleva ciertos riesgos para la seguridad que deben ser considerados por los usuarios.

Fuente: https://www.welivesecurity.com/

 

Hasta 10 millones de dólares por información relacionada con ciberataques a infraestructuras críticas

El gobierno de Estados Unidos ofrece recompensas por información que permita identificar o localizar atacantes que participen en actividades informáticas maliciosas contra la infraestructura crítica del país operando bajo el mando de un gobierno extranjero.

Hasta 10 millones de dólares por información que permita identificar o dar con la ubicación de cualquier individuo que por orden o control de un gobierno extranjero participe en actividades informáticas maliciosas que apunten contra la infraestructura crítica de los Estados Unidos. Así lo afirma un comunicado publicado el pasado 15 de julio por el Departamento de Estado.

Esta recompensa se ofrece en el marco del programa de Recompensas por la Justicia (RFI, por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado para encontrar a cibercriminales que violen la Ley de Fraude y Abuso Informático (CFAA, por sus siglas en inglés). Esto incluye extorsiones derivadas de un ataque de ransomware, acceso intencional sin autorización a una computadora protegida o abuso en el uso de un acceso autorizado para obtener información de un equipo protegido para luego compartir esta información e intencionalmente causar un daño. Las computadoras protegidas incluyen no solo a las de instituciones financieras y gubernamentales de los Estados Unidos, sino también a aquellas que afecten instituciones interestatales, de comercio exterior o comunicación, explica el comunicado.

Para ofrecer recomendaciones y brindar mayor seguridad a aquellos interesados en participar con el envío de información, el programa creó un canal en la darkweb al que se puede acceder a través de la red Tor.

Si bien el ataque incluye al ransomware, además de otro tipo de amenazas informáticas, el programa no aplica para cualquier grupo de ransomware, sino para aquellos que sean operados por atacantes bajo la orden o el control de un gobierno extranjero.

El anuncio surge poco después de que el presidente de los  Estados Unidos, Joe Biden, solicitara a su par de Rusia, Vladimir Putin, que tomara acciones contra los grupos de Ransomware que supuestamente operan en territorio ruso y que puedan intercambiar información que les permita combatir. Recordemos que luego del ataque a Colonial Pipeline por parte del grupo Darkside y el ataque de REvil a la mayor JBS Food, la mayor empaquetadora de carne de los Estados Unidos, el gobierno de Estados Unidos le dio a los ataques de ransomware una prioridad similar a la de los ataques terroristas en un esfuerzo por intentar detener la creciente ola de ataques de ransomware que viene afectando a compañías de todas las industrias en los Estados Unidos y en el mundo. 

Fuente: www.welivesecurity.com/

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Ciberseguridad en la industria financiera: riesgos y desafíos

Una introducción a los riesgos y amenazas a las que están expuestas las empresas financieras y los pasos que pueden tomar para contrarrestarlas.

Las empresas que operan en la industria de servicios financieros no están ajenas al hecho de que con frecuencia son blancos de diversas formas de delitos financieros y fraude. Sin embargo, el escenario ha ido cambiado con el paso del tiempo y los actores maliciosos han adaptado sus tácticas para adaptarse mejor al mundo digital. Los ciberdelincuentes ahora utilizan diferentes modalidades de fraude y extorsión, además de atacar directamente a las empresas para llenarse los bolsillos.

Se puede tomar dimensión de la gravedad que representa la amenaza del ciberdelito para las empresas si consideramos el costo que tiene una brecha de datos en este sector. Según datos de la última edición del informe anual que realiza IBM titulado Cost of a Data Breach Report, el costo promedio de una brecha de datos en el sector de servicios financieros fue de $5.85 millones de dólares en 2020, una cifra superior a la de $3.86 millones de dólares que manifestaron los encuestados del resto de los sectores económicos.

Es más, el sector financiero sigue siendo un blanco atractivo para los actores maliciosos, especialmente dada la cantidad y el tipo de información que recolectan de sus clientes. En caso de existir una filtración exitosa, los datos pueden ser utilizados por los atacantes para cometer fraude a través del robo de identidad o para ser comercializados en mercados de la Dark Web, lo que podría provocar un daño a la reputación para la entidad que fue comprometida y también daños financieros y a la reputación para los clientes afectados.

Según la edición 2020 del informe Data Breach Investigation Report que realizó Verizon, se estima que el 63% de los ataques que apuntan a las instituciones financieras son efectuados por actores externos motivados por la ganancia económica. En estos casos, las organizaciones pueden esperar que los cibercriminales lleven adelante ataques de credential stuffing, ataques de ingeniería social, fraude, ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) y de malware.

La pandemia del COVID-19 ha exacerbado los riesgos, especialmente porque muchas compañías fueron forzadas a pasar del trabajo presencial al teletrabajo, una movida que presenta su propio combo de desafíos. Dado que este cambio fue tan repentino muchas compañías probablemente no tuvieron suficiente tiempo para instituir políticas de ciberseguridad que puedan afrontar los probables puntos débiles que tendrán los empleados por estar trabajando repentinamente desde casa.

Hay una clara necesidad de las organizaciones para mejorar sus medidas de seguridad para mitigar las chances de ser víctimas de los ataques dirigidos hacia ellas. De hecho, una reciente encuesta de ESET a 10.000 consumidores y líderes de negocios en varias partes del mundo reveló que 45% de las empresas han experimentado una brecha de seguridad.

El aspecto humano en la seguridad

Los empleados son la base de sus organizaciones, sin dudas. Sin embargo, como dice el viejo adagio “errar es humano”. El informe de IBM encontró que el factor humano es una de las tres principales causas de las filtraciones de datos, siendo un factor determinante en el 23% de las brechas.

Los errores cometidos por los empleados pueden adoptar una variedad de formas: por ejemplo, pueden ser víctimas de phishing o ataques de ingeniería social más dirigidos, o pueden configurar mal un sistema. Los dos primeros errores son particularmente amenazantes si consideramos el desplazamiento hacia el trabajo remoto impulsado por la pandemia. Dado que las empresas no estaban preparadas para la transición rápida e inesperada, en lugar de poder implementar un plan bien pensado, muchas se vieron obligadas a actuar de manera apresurada, lo que provocó que los trabajadores remotos recién incorporados no recibieran ninguna capacitación adicional en ciberseguridad.

Los atacantes podrían utilizar uno de los delitos en línea más dañinos desde el punto de vista financiero: la estafa conocida como Business Email Compromise (BEC). En este tipo de ataque, el ciberdelincuente apunta a su víctima comunicándose desde una cuenta de correo electrónico comprometida perteneciente a un miembro de la empresa (generalmente de mayor jerarquía) o a un miembro de una empresa con la cual se tiene una alianza comercial, solicitándoles que realicen una tarea legítima, como comprar y enviar artículos o transferir pagos. Sin embargo, en lugar de proporcionar datos de una dirección o cuenta bancaria legítima, el estafador agrega la suya propia, robando el dinero a la compañía. Alternativamente, las organizaciones apuntadas pueden recibir un correo electrónico fraudulento que contiene un enlace o un archivo adjunto que oculta malware, que en caso de ser descargado infectará la computadora e incluso puede llegar a extenderse por la red.

Para mitigar las posibilidades de que ocurra cualquiera de estos escenarios, las empresas deben proporcionar una formación adecuada en ciberseguridad a sus empleados. Los programas de capacitación para enseñar a los empleados cómo detectar correos de phishing u otro tipo de ataque que utilice la ingeniería social deben realizarse de forma rutinaria. Además, una buena medida sería proporcionar periódicamente a los trabajadores consejos para el trabajo remoto seguro y protegido, así como orientación sobre cómo comunicarse utilizando herramientas de videoconferencia teniendo en cuenta la seguridad, o cómo proteger el acceso remoto a los sistemas de la empresa de una manera segura.

Al tomar las medidas necesarias, la empresa podrá protegerse a sí misma de sufrir daños monetarios o a la reputación en el futuro. Un beneficio adicional es que estas prácticas de ciberseguridad resultarán útiles mucho después de que haya pasado la pandemia, ya que no todas las empresas están ansiosas por volver a trabajar desde la oficina.

El factor técnico

Si bien educar a los empleados es un aspecto importante para impulsar las prácticas de ciberseguridad, es solo una pieza de un rompecabezas más grande. La mayor parte de la defensa contra las ciberamenazas debe recaer sobre las soluciones técnicas implementadas a lo largo de toda la infraestructura del negocio. Aunque algunos pueden cuestionar la necesidad de invertir sumas considerables, siempre es preferible esperar lo mejor, pero planificar lo peor. Según la encuesta de ESET, el 28% de las empresas no están invirtiendo activamente en nuevas tecnologías para ayudar a proteger las finanzas o al menos no saben si lo están haciendo.

Toda empresa, sin importar su tamaño, debe tener un plan de continuidad del negocio en caso de que ocurra un ciberataque. Un plan adecuado siempre debe incluir copias de seguridad de los datos y, si el presupuesto lo permite, un backup de toda la infraestructura. Estas copias de seguridad  pueden resultar útiles, especialmente si se produce un ataque de ransomware. Sin embargo, para que las copias de seguridad sean eficaces, deben actualizarse periódicamente y evaluarse con frecuencia para garantizar que funcionan correctamente.

Lectura recomendada: Tipos de backup y los errores más comunes a la hora de realizarlo

Todos los sistemas operativos y software deben ser actualizados y parcheados periódicamente. Si contrata a un profesional o tiene un departamento dedicado a la seguridad de la información, lo más probable es que ellos mismos administren estas actualizaciones o configuren sus sistemas de manera que se actualicen automáticamente a la última versión disponible. Lo mismo debe hacerse si sus sistemas son administrados por terceras partes. La importancia de este paso no debe subestimarse, sobre todo si recordamos lo que ocurrió en 2017 gracias al infame ransomware WannaCry, que se propagó a través de máquinas sin parchear.

Los ataques de DDoS que tienen como objetivo interrumpir la capacidad de proporcionar servicios de las víctimas son otra de las amenazas con la que pueden tener que enfrentarse las empresas. Si una empresa se convierte en víctima de un ataque DDoS, sus sistemas se inundarán de solicitudes que superarán la capacidad de dar respuesta a los sitios web y los desconectará. Esto podría traducirse fácilmente en cientos de miles de dólares en ingresos perdidos para el negocio apuntado por los atacantes. Para reducir las posibilidades de que eso suceda, las empresas deben adquirir servicios de mitigación de DDoS, así como utilizar un proveedor de Internet que tenga suficiente ancho de banda, equipo y habilidades para manejar tales ataques y reducir la afluencia de tráfico malicioso.

En resumen

Mientras las organizaciones financieras sigan siendo blancos lucrativos para la mayoría de los cibercriminales, deberán continuar trabajando en mejorar sus defensas para mitigar la posibilidad de ser víctimas de las mayorías de las amenazas. Sin embargo, para construir mecanismos de defensas lo suficientemente fuertes las empresas necesitan tener un enfoque holístico y balanceado, que consiste en invertir tanto en capacitación para empleados como en soluciones tecnológicas adecuadas y planes de continuidad de negocios.

Fuente: www.welivesecurity.com

 

Programa “Quédate en casa”: un engaño que busca robar información de los usuarios

Analizamos un engaño que ha estado circulando a través de WhatsApp en el que se ofrece una supuesta ayuda en estos tiempos de coronavirus.

Una nueva campaña de ingeniería social activa a través de WhatsApp se aprovecha de estos tiempos de confinamiento a raíz de la pandemia del COVID-19 con el objetivo de robar datos personales de los usuarios. Bajo la consigna “Quédate en casa”, las potenciales víctimas reciben un mensaje en el que se ofrece un supuesto bono como forma de ayuda, aunque sin hacer referencia a una entidad, empresa u organismo como responsable de esta iniciativa.

Imagen 1. Mensaje que reciben los usuarios a través de WhatsApp

Si bien por motivos de seguridad ocultamos la URL, la dirección a la que invita a acceder posee algunos claros errores ortográficos. En este caso se trata de un dominio finalizado en “CAS” en lugar de “CASA”, e inclusive en el texto se aprecia un error de concordancia en el término CASAS.

Como se puede observar en la Imagen 1, el mensaje apela a la necesidad de quienes precisan una ayuda e intenta dar la sensación de que se trata de un dominio real asociado a una campaña legítima. Otra particularidad, tal como vimos en otras campañas similares, es que la URL cuenta con certificado SSL, logrando de esta manera que la navegación por el sitio se presente como segura al comenzar la URL con HTTPS.

En el caso de avanzar con la supuesta promoción, se accede la siguiente pantalla:

Imagen 2. Pantalla que se muestra a la potencial víctima en caso de abrir el enlace

La particularidad de esta campaña es la forma en la cual busca hacerse de los datos personales de sus víctimas, ya que desde el primer momento que se accede a la página se solicita al usuario el ingreso de sus datos. Además, el mensaje advierte que, si durante las primeras 24 horas no recibe información al respecto, ingrese los datos nuevamente.

Imagen 3. Formulario para el ingreso de los datos por parte de la víctima

Una vez que la víctima ingresa sus datos personales, la campaña continúa con una simple encuesta. Finalizado este proceso, el engaño realiza una supuesta verificación de las respuestas.

Imagen 4. Encuesta que se solicita al usuario completar para acceder al beneficio

Luego, como es costumbre en este tipo de engaños, como parte de la estrategia de distribución de este, se solicita al usuario compartir el mensaje con un mínimo de 10 grupos o contactos de WhatsApp.

Imagen 5. Instancia en la que se solicita a la víctima compartir el mensaje para poder avanzar

Vale la pena recordar a los lectores que con solo acceder a un sitio de Internet el usuario posiblemente ya haya entregado información personal, como información del dispositivo, por nombrar un ejemplo.

Los métodos de seguimiento de los usuarios en Internet y sus hábitos se están volviendo cada vez más sofisticados. Un ejemplo es la explotación de las cookies por los cibercriminales luego de que la víctima ingresa a un sitio web controlado por el atacante, lo cual le podría permitir al cibercriminal conocer las vulnerabilidades del equipo del usuario o en el navegador, ya sea para redireccionar a otros sitios o para el robo de cookies.

Si bien las cookies son utilizadas para mejorar la experiencia del usuario o para acciones de marketing, en los casos más peligrosos pueden ser utilizadas para ataques más dirigidos, tanto de phishing como de vishing (ataques de ingeniería social vía llamada telefónica), en los que, por ejemplo, con la información recolectada del equipo más la que pudiera haber entregado el usuario en alguna encuesta, se le podría pedir al usuario datos de su cuenta bancaria haciendo referencia a que ahí recibirá el bono de asistencia.

Buscar información adicional de la supuesta oferta

Una de las recomendaciones que siempre brindamos es buscar información adicional sobre el mensaje que nos llega. Lo ideal es que los usuarios se tomen el trabajo de hacer una simple búsqueda, ya que en casos como este podrían corroborar, como se aprecia en la Imagen 5, que este engaño ya fue reportado.

Imagen 6. Una búsqueda en Google de la supuesta oferta nos permite corroborar que se trata de un engaño que ya fue reportado

Si bien durante el análisis no detectamos que se busque instalar códigos maliciosos en el dispositivo de la víctima, sino que el objetivo de la campaña parece ser el robo de datos personales y la entrega de publicidad a lo largo del proceso.

Para estar protegido de estos y otras campañas de phishing, recomendamos utilizar una solución de seguridad tanto en el dispositivo móvil como en la computadora. Asimismo, tener siempre presente que se debe evitar acceder a enlaces que llegan ofreciendo oportunidades inesperadas, ya sea por una red social o por el correo electrónico, y comparar el enlace del mensaje con el del sitio oficial para corroborar que la URL es legítima.

Fuente: www.welivesecurity.com